El primer día en el Valle
Despertamos a las 8
horas después de pasar nuestra primera noche en Santiago. Cada uno de nosotros
mantuvo su propia pelea con la temperatura del agua de la ducha, pero al
ver lo que nos esperaba para desayunar
se nos pasaron todos los temblores. Nuestro anfitrión el P. Justo había preparado ¡una gran cantidad de churros con chocolate! Estaban riquísimos y en poco tiempo no quedó ni uno.
Acabado el
delicioso desayuno pusimos rumbo a las dos primeras visitas de veredas en el
Putumayo. Por caminos de tierra rodeados de una salvaje naturaleza se accede a
las diferentes veredas de origen Inga que se ubican en las proximidades de
Santiago, en el valle de Sibundoy. La primera parada fue en la vereda de
Cascajos, donde visitamos el colegio, sus estudiantes y familiares que nos
prepararon una calurosa bienvenida. Charlamos, cantamos y jugamos con todos
ellos y ellas, finalizado el encuentro compartimos una taza de chocolate
y un delicioso pan con queso.
El tiempo se nos
echaba encima y fuimos a paso ligero hasta la siguiente vereda, Fuisanoy, a
unos veinte minutos de donde estábamos. Al llegar los alumnos de este colegio
también nos estaban esperando, y echas las presentaciones de rigor compartimos
un agradable rato. Este segundo colegio nos llamó la atención porqué es
bilingüe, es decir, trabaja para mantener viva la cultura y lengua propia
indígena del valle, el inga.
Al acabar la visita
el padre de Oscar, nuestro compañero seminarista de Medellín, que vive justo al
lado del colegio dónde nos encontrábamos tuvo la amabilidad de invitarnos a
comer una deliciosa trucha en su humilde casa de Fuisanoy.
No hubo tiempo para
más, acabado el almuerzo pusimos rumbo a Santiago para inaugurar el campeonato
de futbol organizado por la ONG Manyanet Solidari. Fue una espectacular
apertura. Un desfile por el pueblo con todos los equipos participantes
acompañados de la banda municipal fue el comienzo idóneo para iniciar un
torneo en el que la participación tenía mucho que ganar y poco que perder.
Una vez realizados
los partidos inaugurales y ya anocheciendo nuestro querido amigo Willian
Álvarez “Chucho” nos invitó a una cena en su casa para celebrar la bendición de
la misma. Y que grata sorpresa!! Para cenar teníamos un delicioso aperitivo
acompañado de un plato local que a todos ya nos era familiar, Cui! Esa cobaya
tan nombrada de difícil ingestión.
Aprovechando la
coincidencia de las fiestas patronales de Santiago unos bailes en la plaza del
pueblo agotaron la energía que nos restaba, y decidimos ir a pasar nuestra
segunda noche sobre el paisaje seductor del
Ande Nariñense.
Atentamente.
Manel Parra
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