8 agosto

La última vereda a visitar y compartir 

De pronto me despierto con el sonido de unos repentinos golpes a la puerta; es el sonido que demuestra que hoy nos hemos dormido!

Rápidamente me empiezo a vestir tan pronto y como puedo. En estos casos el compartir habitación con dos chicas hace que cada una necesite más tiempo para todo y hoy ha sido uno de esos días!
                                
Visualizo por la ventana como amaneció el día y así saber que ponerme; aunque no sé para que me molesto si al fin y al cabo Santiago en esta época del año es todos los días lluvia y frío. Al fin estoy lista y bajo acompañada de Elena al desayuno, con la sorpresa de que aun llegando tarde el desayuno ¡no esta en la mesa! Nos espera uno de esos desayunos fuertes y potentes que preparan el estomago para todo el día. Con una taza de chocolate acompañamos los kimbolitos típicos de aquí; preparados con maiz y envueltos con una hoja de platanero; algo así como una madalena.                


Hoy visitamos la radio de Putumayo, el locutor de esta nos pregunta como vemos el pueblo que nos acoge y sus gentes, y con gusto explicamos nuestra experiencia de todo ello.


 



Debido a la festividad de la conmemoración de la batalla de Boyaca es festivo para las escuelas, pero no por ello dejamos de visitar la vereda y escuela de Vichoy. Es aquí donde nos reciben algunos de los padres de familias y niños becados de otras ciudades de alrededor de Putumayo.  

                                                            


Dedicamos nuestra visita a presentarnos y dar a conocer la labor que realizamos, también se presentan los niños y padres de familias. 



Algunos de estos alumnos son becados por colegios de España donde trabajan Elena, Tina y Manel. Es por esta razón que dedican un rato a conocerlos y a hacerles una pequeña entrevista gravada para poderla mostrar en los colegios.

Mientras tanto el resto de niños juegan con los que quedamos y el P. Emilio conversa con las familias. Es emocionante que todos los niños y adolescentes muestren su interés y respeto a algo que le expliques aunque les parezca extraño.


Así pues decidimos jugar al juego del pañuelo, que ellos llaman la gallina, y después al de la araña; las normas de juego fue difícil para los más pequeños pero entre todos les hicimos entender y la práctica hizo el resto.   


La lluvia nos sorprende en mitad del juego y continuamos pero debido a la intensificación de la misma decidimos parar para cobijarnos. La anécdota de esto fue que nos refugiamos por los niños y prevenir que no se mojasen, y sin embargo ellos están acostumbrados a esto y mucho más, ya que si no nunca jugarían ya que la gran mayoría de días llueve.




Como de costumbre; vereda que visitamos, vereda que nos invitan a comer. El plato típico de Putumayo volvió a aparecer; el sancocho. Al final agradecimos su hospitalidad y la buena presentación de la sala donde almorzábamos.




Finalmente marchamos de la vereda no sin pararnos en el camino a tomarnos una foto en medio de un prado y el paisaje que nos brinda la naturaleza.




Hoy nos espera una cena de despedida con todos los coordinadores y cooperantes que han hecho posible la realización de los talleres en estas semanas. Así que marchamos de camino a un bonito y acogedor restaurante de Sibundoy a unos 20 minutos de Santiago. Todos juntos y apretujados en la camioneta del Padre Justo compartimos momentos y anécdotas de estos días. Al llegar nos encontramos con una cena de esas que merecen ser recordadas por el manjar y la compañía


Entre risas anecdotas y bailes concluye esta noche que sin duda ha sido perfecta!

Atentamente : 
Maria del Mar Navarro

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