5 agosto

Una visita al Cabildo Inga


Hoy nos hemos levantado como siempre, y a las 8:30 estábamos desayunando unos sándwiches calentados riquísimos. No hemos ido a ninguna vereda porque fuimos al Cabildo, el colegio de Santiago para Ingas, donde incluso los profesores son ingas. Me ha gustado mucho la sencillez del salón de actos ya que es un porche con sillas y unos altavoces. Nos han puesto unas sillas en el centro para ver las actuaciones de cada clase. Cuando he llegado me ha encantado ver a los niños con sayos pequeños. Parecen ingas pero en tamaño reducido.


Hemos tenido actuaciones de canto en inga y español y bailes. Sobre todo los más pequeños eran monísimos cantando en inga. De hecho Tina no ha podido resistirse y ha hecho vídeos. Cuando todos han terminado, dos chavales que ya habían cantado han vuelto a hacer una canción a capela muy bonita. Después, los cooperantes hemos explicado por qué estamos aquí y, tras unas palabras del P. Justo, un profesor de la universidad nos ha explicado de donde proviene el idioma inga. Al finalizar hemos cantado todos juntos la canción de Seré tu hogar de Manyanet. Me parecía muy gracioso ver a los profes y niños imitandonos los gestos.


A continuación hemos pasado por los salones a ver como dan clase y ver las instalaciones del colegio. Había dos detrás del salón de actos que están unidos por arriba y se oye todo. Hay una clase en la que están juntos los de parvulario y los de cuarto. Impresionante que en una misma clase haya niños de distintas edades con una misma profesora. Las últimas clases que hemos visto han sido un aula de informática y la clase de noveno.
Íbamos a entrar en el Cabildo propiamente dicho, el gobierno de los ingas, donde está el consejo, la sala de castigo entre otras cosas, pero no pudimos entrar porque había un poco de prisa. Me hubiese gustado entrar para ver como es el sitio donde dirigen la comunidad Inga de Santiago.





Para el almuerzo nos invitaron a una vereda en la que toda la comunidad había pedido una casa para hacernos una buena comida con gallina, cui y trucha. Después de las presentaciones de todas las familias que colaboraban empezamos a comer. Hubo un momento en que se me ocurrió mirar alrededor de la mesa y me di cuenta de que todas la familias estaban comiendo alrededor de la mesa sentados en el suelo comiendo la sopa con patatas que nos habían dado de primero. El primer impulso fue darle toda la gallina que no había comido, pero sé que no puedo porque es algo que me han dado y sería de mala educación. Me dio mucha pena sobre todo por los niños.



Al terminar la comida nos hicimos una foto todos juntos y luego vino el momento de las peticiones de aparinamiento



Cuando conseguimos irnos el P. Justo nos llevó a Sibundoy, pasando por Colón, para comprar las chuches que les daremos a todos los niños apadrinados el sábado. En la tienda conseguimos, tras muchos cambios, una gelatina y unas piruletas. Luego fuimos a un mayorista donde le compramos dos bolsas enteras de 240 bolsitas de patatas. Al terminar Manel y el P. Justo nos recogieron con dos ramas de plátanos y una bolsa entera que le había pedido. En el coche nos contó que al principio no sabía que coger, pero cuando el dependiente supo que estaba con el P. Justo, le dio todo gratis. Sibundoy me pareció un pueblo bastante guay y la plaza que tiene muy chula. La catedral es muy curiosa porque tiene una parte detrás del altar con un dibujo de la Santísima Trinidad precioso. Lo que me impacto fue ver que en el techo tenía una cruz y en las escaleras de entrada otras hecha con baldosas.


Después de la catedral vimos la plaza rápido (porque el P. Justo estaba esperando en el coche) en la que había figuras de los ingas en madera tallada.



A la vuelta paramos un momento para hacer foto del valle. El valle más grande que he visto en mi vida. Pero sobre todo lo que más me impresionó fue la llanura que hay en medio rodeada por montañas. Es alucinante.
Llegamos a Santiago cuando estaban terminando los talleres y el fútbol. Antes de la cena estuvimos con el blog y las fotos y, tras una rica cena de pollo asado, subimos a la sala de reunión para coger las cartas de los padrinos y preparar los sobres que les entregaremos. Al principio fue un caos porque no todas las listas coincidían, pero después de hora y media conseguimos organizar todos los sobres de los apadrinados. Fue un proceso agotador pero satisfactorio, aunque hubo algún que otro momento de tensión. Hicimos la evaluación del día medio dormidos y nos fuimos a dormir.

Atentamente.

Gonzalo Castaño

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